Archivos de etiquetas: garcia marquez

Herramientas de escritor I

Escribiendo a la antigua

Po­dría pa­re­cer que con la apa­ri­ción de la compu­tadora per­so­nal los es­cri­to­res de­bie­ron ver so­lu­cio­nado dos de sus gran­des pro­ble­mas. La nueva tec­no­lo­gía nos sólo pro­me­tía si­len­ciar de una vez por to­das la rui­dosa má­quina de es­cri­bir sino tam­bién eli­mi­nar la te­diosa ta­rea de re­ti­pear un ma­nus­crito des­pués de una ronda de co­rrec­cio­nes. La­men­ta­ble­mente, hasta hace poco, las he­rra­mien­tas de es­cri­tor eran, por lo me­nos, insuficientes (…)

Hacer del hambre un arte

«Multidimensional Art» de Lilo Kinne

Cuando se men­ciona a Kafka, la ma­yo­ría tiende a re­cor­dar de in­me­diato «La me­ta­mor­fo­sis» («Die Ver­wand­lung»), que al pa­re­cer es su cuento más co­no­cido, aun­que quizá no sea ne­ce­sa­ria­mente el me­jor. voy a ir a con­tra co­rriente para su­ge­rir que quizá el me­jor cuento de Kafka no sea «La me­ta­mor­fo­sis» sino «El ar­tista del ham­bre» («Ein Hun­ger­künstler») pu­bli­cado cinco años des­pués, en 1924 (…)

Ardiente paciencia

Esto va a pa­re­cer una exal­ta­ción pas­to­ral, ale­jada del tema del ofi­cio de es­cri­bir, pero tengo la es­pe­ranza de que quie­nes ten­gan la pa­cien­cia de lle­gar al fi­nal lo vean de otra ma­nera. Pasé gran parte del sá­bado pa­sado ca­vando ho­yos para sem­brar pa­rras. No re­cuerdo cuándo fue la úl­tima vez que tuve una ex­pe­rien­cia se­me­jante, pero dado que te­nía las he­rra­mien­tas apro­pia­das —una fla­mante pala, ti­je­ras para cor­tar raí­ces y una pala de trans­plan­tar— pensé que la ta­rea no se­ría difícil (…)

Los ortodoxos del lápiz rojo

Diálogo en la ficción

Re­sulta cu­rioso que la pa­ra­doja de ha­blar por es­crito nos pa­rezca tan na­tu­ral. Quizá se deba a que re­sulta in­tui­tivo re­co­no­cer que el diá­logo en la na­rra­ción goza de un sta­tus di­fe­rente del diá­logo en la vida real. Sin em­bargo, hay al­gu­nos es­cri­to­res que se ago­bian de­ma­siado en su in­tento de «cap­tu­rar» la reali­dad, sin darse cuenta de que el diá­logo en fic­ción es una crea­ción ar­ti­fi­cial que sólo puede crear el «efecto de reali­dad» del que ha­bla Barthes (…)

La trama celeste

Desde que los es­cri­to­res la­ti­noa­me­ri­ca­nos em­pe­za­ron a re­fle­xio­nar so­bre el ofi­cio de es­cri­bir —di­ga­mos, desde que José Ma­ría He­re­dia es­cri­biera su «En­sayo so­bre la no­vela» en 1832— casi siem­pre han op­tado por tres ca­mi­nos: el re­cuento histórico-estético, el tes­ti­mo­nio de parte, y el aná­li­sis de los as­pec­tos téc­ni­cos del acto narrativo (…)

Esta pared no existe

Molino de viento

Cuando leí por pri­mera vez Don Qui­jote, una de las imá­ge­nes que me quedó me­jor gra­bada en la me­mo­ria fue aque­lla de los mo­li­nos de viento, que ima­giné en­ton­ces como gi­gan­tes­cas cons­truc­cio­nes blan­cas, re­cor­ta­das con­tra un cielo man­chego lleno de nu­bes gri­ses. Cuando tuve la opor­tu­ni­dad, no dudé ni un ins­tante en via­jar hasta La Man­cha, para ver en per­sona los le­gen­da­rios mo­li­nos de viento. Los del Qui­jote no existían (…)

Las primeras palabras

Gar­cía Már­quez dijo una vez que la pri­mera ora­ción de una no­vela debe aga­rrar al lec­tor del cue­llo y no sol­tarlo. Su afir­ma­ción es parte de una suerte de mo­vi­miento de culto a las pri­me­ras ora­cio­nes. ¿Quién no re­cuerda, aun­que no haya leído ni si­quiera el pri­mer ca­pí­tulo del Qui­jote aquel, «En un lu­gar de la Man­cha…»? Sin em­bargo, tengo la im­pre­sión de que Gar­cía Már­quez, como casi siem­pre, ha­blaba hiperbólicamente. (…)