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Hijos de Babel

El origen de la traducción

A me­nos que uno sea po­lí­glota re­sulta im­po­si­ble no te­ner que leer tra­duc­cio­nes. Muy po­cos tie­nen el tiempo, o la in­cli­na­ción, de de­di­car dos años al es­tu­dio del ruso para leer con cierta flui­dez a Tols­toy o Dos­toievsky. Esta re­la­ción de de­pen­den­cia ha­cia los tra­duc­to­res ha he­cho que és­tos sean ob­jeto de di­ver­sas acu­sa­cio­nes. Su­giero, por un lado, que se­ría bueno que de una vez por to­das la in­dus­tria edi­to­rial le diera al tra­duc­tor el lu­gar que se me­rece, en tér­mi­nos de re­co­no­ci­miento y re­mu­ne­ra­ción. Pero tam­bién me atrevo a su­ge­rir que mu­chas de nues­tras crí­ti­cas par­ten de una vi­sión un tanto par­cial de lo que sig­ni­fica la tra­duc­ción literaria (…)

Para narrar ha nacido

En toda fic­ción hay un per­so­naje que nace listo para cum­plir su fun­ción, y muere, o por lo me­nos des­a­pa­rece, tan pronto como ha cum­plido su pro­pó­sito. Es el ser efí­mero de la fic­ción. Usual­mente se lo co­noce como el «na­rra­dor». El nom­bre se presta a ve­ces a cier­tos ma­los en­ten­di­dos, pero su pa­ren­tesco con los na­rra­do­res ora­les le otorga un pe­di­gree di­fí­cil de re­fu­tar. El na­rra­dor en fic­ción es la «in­te­li­gen­cia» que cuenta la his­to­ria. En­tre sus ca­rac­te­rís­ti­cas, la que me­nos se dis­cute es el he­cho de que esa in­te­li­gen­cia tiene una consciencia (…)

Los ortodoxos del lápiz rojo

Diálogo en la ficción

Re­sulta cu­rioso que la pa­ra­doja de ha­blar por es­crito nos pa­rezca tan na­tu­ral. Quizá se deba a que re­sulta in­tui­tivo re­co­no­cer que el diá­logo en la na­rra­ción goza de un sta­tus di­fe­rente del diá­logo en la vida real. Sin em­bargo, hay al­gu­nos es­cri­to­res que se ago­bian de­ma­siado en su in­tento de «cap­tu­rar» la reali­dad, sin darse cuenta de que el diá­logo en fic­ción es una crea­ción ar­ti­fi­cial que sólo puede crear el «efecto de reali­dad» del que ha­bla Barthes (…)

El placer de las Ficciones

Pulp Fiction

La pri­mera vez que leí el fa­moso tí­tulo de Bor­ges, tuve la im­pre­sión de que éste, ex­cén­trico, lo ha­bía ele­gido para di­fe­ren­ciar sus cuen­tos, la ma­yo­ría de ellos de corte fi­lo­só­fico, de los otros que por en­ton­ces se pu­bli­ca­ban. Esta de­duc­ción inocente gozó de buena sa­lud du­rante mu­chos años (…)

Nuestras vidas son las historias…

Retrato en guía telefónica (Alex Queral)

Una de las teo­rías con­tem­po­rá­neas so­bre la for­ma­ción del su­jeto dice que no so­mos más que las his­to­rias que nos con­ta­mos so­bre no­so­tros mis­mos. Este pro­ceso, que tiene mu­cho de in­ven­ción, se­ría la base de nues­tra iden­ti­dad. Tam­bién so­mos aque­llos jui­cios, preo­cu­pa­cio­nes e ideas re­cu­rren­tes que apa­re­cen en nues­tra mente cuando la de­ja­mos va­gar por cuenta propia (…)