II">Herramientas de escritor II
En la entrada anterior plantee los dos problemas de diseño que aquejaban a todos los procesadores de texto hasta hace muy poco. En gran parte porque no habían sido diseñados con las necesidades del escritor en mente. Felizmente es una situación que empezó a cambiar el año 2003, cuando la compañía alemana entonces llamada The Blue Technologies Group, lanza Ulysses, una herramienta especialmente diseñada para escritores. ¿Cuáles eran sus ventajas? Para empezar, la pantalla estaba libre de funciones inútiles, dejando todo el espacio de la pantalla para el texto. Este modo, llamado full screen (pantalla completa), resultó un descubrimiento para muchos que no había usado los legendarios terminales de los años setenta. Me atrevo a sugerir que ese salto conceptual, que puede parecer retro, además de minúsculo, es uno de los avances más importantes en el diseño de herramientas de escritor en lo que va del siglo veintiuno.
La segunda ventaja de Ulysses es que un proyecto cualquiera se puede dividir en tantas partes como sea necesario. Un libro, por ejemplo, se puede organizar en capítulos, y éstos en secciones, de modo que la atención se concentre en una porción del texto a la vez. Éstas, a su vez, pueden tener una descripción que las identifique fácilmente. Debido a esta organización granular del texto, es posible reorganizarlo muchas veces, cambiando el orden de sus partes con una facilidad que resulta imposible en los procesadores de texto. Imagino que inclusive el gruñón de Nabokov habría dejado las fichas en las que escribía para usar un programa de este tipo, que le permitía escribir como estaba acostumbrado.
La particularidad de Ulysses es que, al igual que los primeros procesadores de texto, no presenta variantes tipográficas en pantalla, de modo que hay que señalarlas con etiquetas especiales. Esta «edición semántica» tiene una enorme ventaja: un texto creado en Ulysses se puede abrir en cualquier computadora del mundo. La compañía se llama ahora The Soulmen, pero el programa conserva el nombre de Ulysses, en alusión a la famosa obra de Joyce, y hace poco ha lanzado su Versión 2.0 con significativas mejoras.
Unos pocos años después, en 2006, el británico Keith Blount, frustrado por no tener las herramientas apropiadas para escribir su primera novela, se embarcó en la creación de Scrivener, aludiendo, de manera un poco más modesta, al personaje de Herman Melville. Sin duda Scrivener está inspirado en Ulysses de The Soulmen, pero Blount ha captado con mayor precisión las necesidades del escritor. Scrivener, como Ulysses, también ofrece la opción de pantalla completa que elimina todas las distracciones, dejando sólo el texto en la pantalla. Scrivener, a diferencia de Ulysses, usa el formato RTF para sus textos, pero es también una suerte de lengua franca entendida por todas las computadoras actuales. También es posible organizar un proyecto en carpetas, éstas en secciones, y éstas en subsecciones, y así, hasta llegar al nivel de granularidad deseado.
Pero, además, Scrivener ofrece la posibilidad de comparar dos secciones de un proyecto mostrándolas en dos ventanas adyacentes. Entre las carpetas, hay una donde se puede guardar material de referencia, desde documentos hasta imágenes, que después se pueden tener a la vista mientras se escribe. Una de las funciones más útiles de Scrivener es la visión panorámica en la que cada sección del proyecto aparece como una ficha.
Por último, como si esto fuera poco, Scrivener permite hacer anotaciones que no son parte del texto final, pero que lo acompañan durante todo el proceso de escritura. Notas del tipo: «Averiguar que capacidad tiene el tambor de un revólver». Función que, vista en perspectiva, resulta más útil que la opción de conectar la escena con una hoja de cálculo. Pero hay más. Scrivener permite tomar «instantáneas» de un proyecto. Esta es una copia del proyecto, tal como está en ese momento, que Scrivener archiva antes de una ronda de correcciones. Después, es posible comparar versiones, o restaurar la versión anterior si hace falta. En estos días, Blount prepara el lanzamiento de la nueva versión de Scrivener, que promete mejoras substanciales a una herramienta que, me atrevo a sugerir, es lo mejor que existe en este momento para escribir.
Decir que tanto Ulysses como Scrivener facilitan la tarea del escritor resulta una hipérbole semejante a decir que los aviones facilitan los viajes intercontinentales. Quien piense dedicarse seriamente a escribir, y aquí incluyo a todos los que pasan varias horas al día escribiendo, sea cual fuere su ramo, debe investigar estas dos herramientas. Sus filosofías son diferentes, por lo que se acomodarán a diferentes tipos de escritor. ¿Es imprescindible usar Ulysses o Scrivener para escribir? No. Se puede escribir una novela, o una tesis doctoral con MS Word, pero es como boxear con una mano amarrada a la espalda. Imagino que para algunos temperamentos esto es más un aliciente que un impedimento, pero las demás, los que prefieren escribir, MS Word no es la herramienta.
Es cierto que tanto Ulysses como Scrivener sólo están disponibles en las computadoras Mac. Lo cual resulta muy malo para quienes usan una PC. Hace un tiempo Eco dijo que elegir entre una Mac y una PC era como elegir entre la Religión Católica y la Protestante. Eco erróneamente sugiere que la Mac es la Religión Católica y la PC la protestante. Sin embargo, aún con la corrección de caso, su comparación podría haber sido efectiva en 1994, porque desde que Apple decidió adoptar el UNIX como sistema de base zanjó la diferencia para siempre, ya que desde entonces las dos plataformas ya no pertenecen a la misma categoría.
UNIX es un sistema operativo que tiene más de cuarenta años de desarrollo. Los primeros interfaces gráficos, basados en ventanas, aparecieron en sistemas UNIX antes que aparecieran en las computadoras personales. UNIX tiene un sistema de seguridad como parte integral de su diseño. UNIX administra el acceso que cada programa tiene a los recursos del sistema. En fin, la lista puede continuar por otras dos páginas.
Esto puede sonar un poco fundamentalista, pero por mucho tiempo también yo trabajaba en una PC, entre otras coas porque las Mac me parecían muy caras. Un día recordé que mi abuelo, que fue sastre gran parte de su vida, vivió una vejez de austeridad extrema. Sin embargo, sabiendo que podía ganarse la vida redactando documentos legales (cosa que lo convirtió también en juez de paz), se compró una costosa, pero súper moderna (para su época) máquina de escribir. Se convirtió en su herramienta fundamental hasta un día antes de su muerte. Cuando contemplé la posibilidad de mudarme a una Mac, yo todavía vivía con presupuesto de estudiante, pero decidí seguir el ejemplo de mi abuelo.
Han pasado poco más de siete años, pero desde entonces he dejado de preocuparme de virus, atascos electrónicos, pérdidas de documentos, incompatibilidades, pantallas azules, lentitud, etcétera, etcétera, para dedicarme a escribir, que es para lo que uso mayormente la computadora. El hecho de que tanto Ulysses como Scrivener estuvieran disponibles en esta plataforma resultó una feliz coincidencia. Espero que, después de probar alguno de ellos, también opinen lo mismo.
Un comentario en “Herramientas de escritor II”
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Hola. Acabo de bajar un trial de Scrivener, otro de Ulysses y otro de StoryMill. Me gustó mucho tu artículo, sobre todo el final. Gracias por compartir la experiencia.