Nunca dos Szymborskas

Wislawa Szymborska

Des­con­fío de los ho­me­na­jes, so­bre todo de aque­llos que se ha­cen a los muer­tos re­cien­tes, cuando el cuerpo no ha per­dido to­da­vía su ca­li­dez hu­mana. Pero hay ex­cep­cio­nes. Me re­sulta di­fí­cil de­jar pa­sar los días sin re­cor­dar a Wi­sława Szym­borska, sin de­cir, por lo me­nos en el ám­bito li­mi­tado de este me­dio, que para mí es como si ella to­da­vía es­tu­viera es­cri­biendo en su que­rida Cracovia (…)

La pesadilla de Orwell

1984 de Michael Radford basada en la novela de Orwell

Pa­re­ce­ría que Or­well ha con­ver­tido en un re­fe­rente pos­mo­derno al que se alude ge­ne­ral­mente para ha­cer­nos pen­sar que 1984 no fue como el 1984 que él ha­bía ima­gi­nado. Uno está ten­tado a creer que el si­nies­tro «gran her­mano» no es más que una pe­sa­di­lla li­te­ra­ria de otros tiempos (…)

Decir o mostrar, he ahí el dilema

Ser o no ser...

No es raro en­con­trar con­se­jos so­bre la prác­tica de la es­cri­tura for­mu­la­dos de tal ma­nera que pa­re­cen re­glas cien­tí­fi­cas que uno de­be­ría se­guir a riesgo de des­en­ca­de­nar una reac­ción ter­mo­nu­clear en el texto. Esto puede so­nar a hi­pér­bole, pero es el caso del con­sejo tan co­mún en el mundo an­glo­sa­jón, «no de­cir, mos­trar», que ahora em­pieza a apa­re­cer tam­bién en los fla­man­tes ta­lle­res his­pa­noa­me­ri­ca­nos. No es que el con­sejo esté siem­pre mal sino que dudo que esté siem­pre bien (…)

¿De qué hablamos cuando hablamos de la «novela tradicional»?

Novela tradicional

Si me die­ran un ki­ló­me­tro por cada vez que la ex­pre­sión «no­vela tra­di­cio­nal» —o sus de­ri­va­dos— se me ha cru­zado en el ca­mino, quizá ya ten­dría su­fi­cien­tes para cru­zar el Atlán­tico de ida y vuelta (…)

La palabra feroz de Philip Roth

Anthony Hopkins como Coleman Silk

La con­ven­ción del es­cri­tor como tes­tigo de la his­to­ria que na­rra es quizá tan an­ti­gua como la li­te­ra­tura misma. En épo­cas re­cien­tes se la ha aso­ciado con la prác­tica del pe­rio­dismo, la his­to­ria, la au­to­bio­gra­fía, y, na­tu­ral­mente, el tes­ti­mo­nio. La pre­sen­cia del au­tor den­tro de la na­rra­ción po­dría en­ten­derse como una re­be­lión con­tra la con­ven­ción, tam­bién ar­ti­fi­cial, del au­tor om­nis­ciente: la pre­sen­cia in­vi­si­ble que nos cuenta la ma­yo­ría de no­ve­las. Tam­bién po­dría de­cirse que es un sín­toma de que la ten­sión en­tre reali­dad y fic­ción si­gue, fe­liz­mente, to­da­vía sin resolver (…)

Las infidelidades del cine

La dificultad de ser fiel

Es­cribí hace al­gu­nos me­ses que desde sus inicios el cine man­tiene un largo ro­mance con la no­vela. No sólo se ex­presa en el in­ter­cam­bio fruc­tí­fero de téc­ni­cas na­rra­ti­vas en­tre los dos me­dios, sino tam­bién, y quizá so­bre todo, en el he­cho de que tan­tas pe­lí­cu­las ha­yan sido lle­va­das al cine. Ali­cia en el país de las ma­ra­vi­llas, por ejem­plo, has sido adap­tada más de treinta ve­ces. Para creer que este pro­ceso de adap­ta­ción es po­si­ble hay que es­tar de acuerdo con Eco cuando dice que la «trama» de una na­rra­ción es una es­truc­tura que puede ser re­creada en di­ver­sos sis­te­mas se­mióti­cos. No es­ta­ría de más aña­dir que la adap­ta­ción, de­bido a que re­crea una his­to­ria en otro me­dio, casi siem­pre cam­bia lo que ésta significa (…)

Final de juego

Final de juego

Es ex­tra­or­di­na­ria la aten­ción que han re­ci­bido las pri­me­ras pa­la­bras de las no­ve­las; y con mu­chí­sima ra­zón, ya que son el um­bral que el lec­tor puede ele­gir no cru­zar nunca. Las úl­ti­mas pa­la­bras, por el con­tra­rio, han sido casi ol­vi­da­das, a pe­sar de que si un lec­tor llega hasta ellas son el um­bral que cruza sin falta. Este ol­vido es de la­men­tar, ya que me atrevo a su­ge­rir que el fi­nal de una no­vela, si no es lo más im­por­tante, está en un se­gundo lu­gar in­cues­tio­na­ble a pe­sar de la poca prensa que recibe (…)